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Los odiosos ocho (2015)

7.8 | dic. 25, 2015 (US) | Drama, Misterio, Western | 03:07
Presupuesto: 44 000 000 | Ingresos: 155 760 117

Nadie viene hasta aquí sin una maldita razón.

Seis, ocho o doce años después de la Guerra de Secesión, una diligencia avanza a toda velocidad por el invernal paisaje de Wyoming. Los pasajeros, el cazarrecompensas John Ruth y su fugitiva Daisy Domergue, intentan llegar rápidamente al pueblo de Red Rock, donde Ruth, conocido en estos lares como 'el Verdugo', entregará a Domergue a la justicia. Por el camino, se encuentran con dos desconocidos: el mayor Marquis Warren, un antiguo soldado negro de la Unión convertido en cazarrecompensas de mala reputación, y Chris Mannix, un renegado sureño que afirma ser el nuevo sheriff del pueblo. Como una ventisca está a punto de alcanzarlos, Ruth, Domergue, Warren y Mannix se refugian en la Mercería de Minnie, una parada para diligencias de un puerto de montaña. Cuando llegan al local de Minnie, en lugar de recibirlos su dueña, se topan con cuatro rostros desconocidos.

Equipo destacado

Screenplay, Director
Sound Re-Recording Mixer, Sound Designer
Executive Producer
Executive Producer
Stunt Double
Casting
Stunt Double
Associate Producer, First Assistant Director
Production Design

Reparto

profile
Samuel L. Jackson
Major Marquis Warren
profile
Kurt Russell
John 'The Hangman' Ruth
profile
Jennifer Jason Leigh
Daisy Domergue
profile
Walton Goggins
Sheriff Chris Mannix
profile
Tim Roth
Oswaldo Mobray
profile
Bruce Dern
General Sandy Smithers
profile
James Parks
O. B. Jackson

Reseñas

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Marco-Hugo Landeta Vacas
9 | ago. 26, 2025
(CASTELLANO) Quentin Tarantino vuelve a demostrar en Los odiosos ocho que el diálogo puede ser tan letal como un disparo. La película arranca con un ritmo pausado, con personajes que parecen sacados de un cuento de misterio y que poco a poco van revelando sus cartas a través de conversaciones llenas de veneno, humor negro y esa verborrea marca de la casa. Desde el primer momento se percibe que lo importante no es solo lo que se dice, sino cómo se dice. Lo más curioso es que gran parte de la historia transcurre en un único escenario, una cabaña perdida en medio de la nieve. Esto convierte la experiencia casi en una obra de teatro filmada, donde cada gesto y cada palabra pesan como si fueran balas. Tarantino recupera aquí la esencia de Reservoir Dogs: encerrar a un grupo de personajes sospechosos, dejar que el ambiente se cargue de tensión y esperar a que todo estalle. El reparto está absolutamente entregado. Samuel L. Jackson y Kurt Russell dominan la pantalla con carisma y autoridad, pero es Jennifer Jason Leigh quien logra un papel inolvidable, transformando cada una de sus apariciones en un espectáculo incómodo y magnético. El guion le da espacio para brillar, y ella aprovecha cada segundo. La música de Ennio Morricone es un capítulo aparte. Ganadora del Oscar, su partitura aporta un tono épico y a la vez siniestro que eleva la película por encima de cualquier western reciente. Cada nota parece anticipar la violencia que se avecina, recordándonos que estamos ante un maestro capaz de hacer que la tensión se sienta incluso en los silencios. Es cierto que el metraje puede resultar excesivo para algunos, y que Tarantino se recrea en sus propios trucos, con diálogos interminables, insultos y momentos de gore que rozan la autoparodia. Sin embargo, esa es precisamente su esencia: un cineasta que no se disculpa por sus excesos y que convierte el caos en espectáculo. Los odiosos ocho no es solo un western, es un ejercicio de estilo donde la palabra tiene el mismo poder que la pólvora. Puede ser irregular en su ritmo, pero cuando engrana todos sus elementos —diálogos, personajes, música y violencia—, nos recuerda por qué Tarantino sigue siendo un autor único en el panorama actual. (ENGLISH) Quentin Tarantino once again proves in The Hateful Eight that dialogue can be just as lethal as a gunshot. The film begins at a slow pace, with characters that feel like they’ve stepped out of a mystery play, gradually revealing their cards through conversations filled with venom, dark humor, and that unmistakable Tarantino flair. From the outset, it’s clear that what matters is not just what’s said, but how it’s delivered. What’s most striking is that much of the story takes place in a single setting: a cabin lost in the snow. This makes the experience feel almost like a stage play, where every gesture and every word weigh as heavily as bullets. Tarantino here recalls the essence of Reservoir Dogs: trapping a group of suspicious characters, letting the atmosphere grow thick with tension, and waiting for everything to explode. The cast is fully committed. Samuel L. Jackson and Kurt Russell dominate the screen with charisma and authority, but it’s Jennifer Jason Leigh who steals the show, turning each of her appearances into something both disturbing and magnetic. The script gives her room to shine, and she makes the most of it. Ennio Morricone’s music deserves its own mention. His Oscar-winning score adds both an epic and sinister tone, lifting the film above any recent western. Every note seems to foreshadow the violence to come, reminding us that we’re in the hands of a master capable of creating tension even in silence. It’s true that the running time might feel excessive for some, and Tarantino indulges in his own trademarks: endless dialogue, insults, and bursts of gore that flirt with self-parody. Yet this is exactly his essence: a filmmaker who never apologizes for his excesses and turns chaos into spectacle. The Hateful Eight is not just a western, but an exercise in style where words carry as much power as gunpowder. It may be uneven at times, but when it all comes together — dialogue, characters, music, and violence — it reminds us why Tarantino remains a unique voice in today’s cinema.