El artista Lee Ki-dae es asesinado en su estudio y detienen a su esposa, An Yun-su, para interrogarla entre el frenesí mediático y la implacable investigación policial.

El fiscal Baek presiona a Yun-su cuando la llevan de vuelta a la escena del crimen. Mientras ella protesta con furia por su inocencia, otra mujer confiesa el crimen.

Mo Eun y Yun-su se encuentran cara a cara. Después del escándalo por la investigación, Baek consigue una orden para el centro de detención y pide la prueba del polígrafo.

A Yun-su le ponen un monitor en el tobillo y le imponen toque de queda. Un abogado se ofrece a representar a Mo Eun y esta envía una carta de amenaza a su nueva aliada.

Yun-su persigue a una figura encapuchada y se informa que Mo Eun ha desaparecido de la cárcel. Baek sospecha que las dos mujeres van un paso por delante de él.

Yun-su busca algo útil en el siniestro pasado de su objetivo y descubre una posible pista en el estudio. Estalla una violenta pelea mientras Mo Eun está sin supervisión.

Las dos mujeres intentan tapar las pruebas que podrían cambiar el curso de la investigación. Mientras, el abuelo de Ko Se-hun denuncia la desaparición de esta.

Mo Eun muestra pruebas que complican el caso de Yun-su. Mientras Baek descubre el crimen de Se-hun, una nueva incorporación a la celda remueve viejos secretos.

Mo Eun llama la atención después de una urgencia médica. El abogado Jang Jeong-gu recibe una llamada crucial y un intento de fuga pone en peligro a una presa.

Un enfrentamiento tenso con Jeong-gu, Baek y Mo Eun revela información vital para el caso. La sorprendente confesión de un asesinato sale en las noticias.

Un móvil oculto (y una huella dactilar) conduce a una curiosa fuente en el caso de asesinato de Lee Ki-dae. Mo Eun orquesta un plan después de enterarse de un secuestro.

Cuando las pistas de ambos casos de asesinato empiezan a encajar, Baek y Jeong-gu reciben un vídeo escalofriante. Mo Eun tiene un último mensaje para Yun-su.