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jul. 20, 2016
Primer largometraje del director checo **Frantisek Vlácil**, resultándome inevitable la comparación a su _coetáneo_ Ruso: el **Tarkovsky** más primigenio (_La infancia de Iván, El violín y la apisonadora_)
La triangular historia sobre el devenir o vuelta (constante en el cineasta) de una pequeña paloma blanca sirvió al realizador y director de fotografía para mostrarnos escenas evocadoras de una diminuta ínsula anclada en un encrespado Mar Báltico, panorámicas de hermosos y antiguos tejados de la capital Checa y por sobre todo del vínculo forjado entre un niño y dicha paloma errante.
La portentosa fotografía es lo que vale en este film, plagada de simbolismos, la banda sonora no es para menos, más que adecuada, por mucho, solo por mencionados puntos vale la pena su visionado.
Hermosa, necesaria, llena de mensajes y humanismo.