Soft Places (1978)

La siempre deslumbrante Annette Haven interpreta a la viuda Monique cuyo marido, al que no apreciaba demasiado, acaba de fallecer y le ha dejado encomendadas una serie de tareas sexuales retorcidas para acceder a toda su herencia. El mensaje post mortem registrado en una grabadora, expresa que su mujer es una frígida y una cazafortunas, así como la decisión de vengarse de ella, aunque solo sea desde el más allá, y bajo la supervisión de su abogado (Paul Thomas). La recatada y correcta Monique se ve obligada a cometer todo tipo de actos degradantes para cumplir las condiciones de la herencia y, pese a su resistencia incial, acaba disfritando del desafío. Esta película de Annette Haven, injustamente pasada por alto, podría parecer una película porno más, pero resulta ser una cinta impredecible del género. Lo más morboso es la generosa cantidad de sordidez que rodea las hazañas impuestas a Monique, si las comparamos con el buen gusto y la elegancia que rezuma. El final muestra a una viuda liberada, y en la cama con el abogado, encontrando nuevas y emocionantes formas de lidiar con las cenizas de su marido. “Soft Places” se erige como una de las películas pornográficas más artísticamente filmadas de los años 70.