Momo es una estudiante de secundaria que cree en los fantasmas, pero no en los alienígenas, mientras que su compañero está obsesionado con los OVNI y no cree en los espíritus.

Momo se lleva a Ken a casa y decide llamarlo Okarun. Pero de pronto aparece un alienígena descomunal y los ataca.

La abuela de Momo elimina temporalmente el espíritu maligno que hay dentro de Okarun, pero dice que para vencerlo del todo hay que jugar al pillapilla.

Okarun y Momo llegan al túnel para enfrentarse a la Turbovieja. Justo cuando creen que ya han ganado… va el espíritu de un cangrejo gigante y atraviesa la pared.

El terrible encuentro con la Turbovieja ha unido más a Momo y Okarun, pero siguen sintiéndose algo incómodos. Okarun se da cuenta de que aún tiene un problema.

La Turbovieja desvela que los órganos que le faltan a Okarun están en unas bolas de oro. Aira ha encontrado una y ahora puede ver a los espíritus.

Momo y Okarun se las arreglan para debilitar a Sedosa Acrobática, pero descubren algo inesperado sobre Aira. A Sedosa Acrobática se le ocurre una idea asombrosa para ayudarlos.

Aira empieza a enamorarse de Okarun. Mientras se entretejen los sentimientos de los tres amigos, de pronto deben atender otra emergencia alienígena.

Con el poder de Sedosa Acrobática, Aira lucha contra los serponianos junto a Okarun y Momo. Los frustrados serponianos se fusionan en su esbirro en forma de crustáceo.

Okarun y las chicas tratan de aclarar varios malentendidos con sus compañeros de clase. Más tarde, la criatura acuática vuelve a aparecerse ante Momo y Aira.

Okarun se siente intimidado ante la llegada de Jiji tras saber que fue el primer amor de Momo y empieza a comerse la cabeza con el tema. Sobre todo cuando ve que va a quedarse a vivir en casa de Momo.

Momo y Okarun se dirigen a la supuesta casa encantada de Jiji. Cuando llegan, en principio no ven nada, pero algo los está observando.