El jefe interino Orm le devuelve el poder a su hermano Olav, que regresó de un asalto, pero, aun así, ni siquiera lo invitan a la celebración de pillaje de esa noche.

El actor romano Rufus no está para nada de acuerdo con las condiciones de esclavitud. Al guerrero Arvid le cuesta adaptarse a la vida de granjero y esposo dominado.

Olav, moribundo, nombra a Arvid como su sucesor, pero es Orm quien asume como jefe del clan. Rufus acepta el puesto de director creativo de Norheim.

Durante el ataque a Inglaterra, nace el amor entre Arvid y Frøya. En Norheim, el tosco estilo de gestión de proyectos de Rufus recibe malas críticas.

Tras recibir la orden de entregar armas, escudos y armaduras para la iniciativa artística de Norheim, los ciudadanos quedan indefensos frente a los ataques de Jarl Varg.

El inútil Orm no está a la altura de Jarl Varg, que descubre que debe hacer todo solo, pero Arvid organiza un contraataque con aliados inesperados.

Arvid y Frøya se llevan un gran botín de Inglaterra, mientras que las incursiones de Jarl Varg hacia el este no dan frutos. Rufus guía a tres parias a Roma, o eso cree.

Orm y Rufus fraternizan con los demás esclavos. Jarl Varg contrata a un mercenario chino para una misión especial. Liv regresa y hace cambios importantes.

Jarl Varg necesita manos nuevas, pero la herrería todavía no llega a tanta sofisticación. Los otros esclavos hieren los sentimientos de Orm.

En Norheim, Orm y Rufus vuelven a tener poder tras la conjura contra el jurista. Los campesinos se oponen al nuevo impuesto de Arvid.

La revuelta campesina dura poco. Arvid se convierte en fugitivo después de violar la paz. Frøya sospecha que Orm y Rufus conspiran con Jarl Varg.

Jarl Varg se venga y avanza hacia el oeste, por lo que Norheim idea un plan para el futuro que no incluye a Orm, Liv ni Rufus.