Tenían que haber llegado a NY, pero el huracán Dorian ha hecho que Nuria y Esti tengan que soportarse en un viaje que de primeras no parece fácil.

Lo que separa una App sólo lo pueden arreglar los espíritus. Nuria y Esti se van a encontrar con muertos, videntes y fantasmas que hablan muy rápido.

Perderse no es buena idea. Puedes salir de una ciudad maravillosa y acabar en un poblado raro con rey propio o en bares llenos de tequila y rednecks.

Una resaca dura, compras muy americanas y por fin Baltimore. Un sueño hecho realidad para Esti que se va a convertir en una pesadilla para Nuria.

Nueva York tenía que ser el paraíso, el destino soñado, pero en este viaje nada ha salido como debía. El final no iba a ser una excepción.

Carreteras secundarias, recortes y cosas que no cabían pero que había que enseñar. ¿O es que alguno de los presentes ha hecho yoga con cabras?

Nuria y Esty vuelven a las carreteras, aunque esta vez sin salir del país. Les espera un tranquilo viaje en caravana hasta Valencia. O quizás no.

Carmina acaba con los planes de Nuria. Ahora les espera un parque de atracciones y un lago nudista. No quieren emociones, pues toma tres tazas.

Vacas, cacas y una granja. No es el título del capítulo, pero podría. La caravana amanece rodeada de vacas y ese lujo tendrá un precio un poco caro.

La caravana llega al desierto. Un buen sitio para hacer una hoguera, reír, beber y tener una buena discusión. El viaje empieza a pasar factura.

Buscando inspiración, visitan Trasmoz siguiendo los pasos de Bécquer y acaban en medio de un aquelarre de brujas. El típico plan de martes.

Valencia es la tierra de las flores, de la luz y de las bibliotecas. Y el final de este viaje. Aunque a la caravana le queda gasolina y una sorpresa.